El hormigón impreso se conoce desde mas de 30 años, pero hoy está en boga gracias a la exuberante gama de colores y texturas, que permiten hacer pavimentos resistentes, vistosos y duraderos. Al ser impermeable, soporta el ataque de ácidos y manchas de grasa y aceite, además puede utilizarse en zonas muy castigadas por el tránsito, como aceras, parques, rampas, recintos feriales, etc… Estos factores, sumados al casi nulo mantenimiento, explican que triunfe en las viviendas con jardín, desplazando a los pavimentos tradicionales.
El hormigón impreso en realidad es una solera cuya superficie viene pigmentada y tiene un “bajorrelieve”, grabado mientras está fresco mediante moldes de neopreno que simulan las piezas y texturas más variadas. La estampación puede imitar adoquines, piedra, baldosas, pizarras… Al ser antideslizante, también da excelente resultado en la zona de la piscina. La clave de este pavimento es la capa superficial endurecedora y coloreada, que viene en polvo ya preparada de fábrica.
La calidad de la superficie de apoyo es un factor de suma importancia que afecta al comportamiento y durabilidad del pavimento. En consecuencia, ésta capa de apoyo estará perfectamente nivelada y compactada, alcanzando el 100% del PROCTOR NORMAL. Debe tener el grado de humedad adecuado en el momento de la colocación del hormigón.
Para poder ser empleado deberá reunir las siguientes condiciones:
Para poder ser empleado deberá reunir las siguientes condiciones:
La fabricación y puesta a punto del hormigón es la misma que la de los hormigones utilizados en edificación, por lo tanto se realizará de acuerdo con las indicaciones del artículo 69 de la vigente “Instrucción Española del Hormigón Estructural“ (EHE) o normativa que lo sustituya.
No se deberán usar soluciones ácidas o cáusticas sobre la superficie terminada. En exteriores no necesita mantenimiento, pero no obstante, su apariencia puede ser mejorada si se limpia y se resella anualmente con un sellador antiamarillento de un tipo que transpire el vapor de agua.